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Para resumir, quisiera mencionar algunas apostillas que quedaron en mi libreta de apuntes:
1) Descubrí la nacionalidad de la “Mulatona”, esa mujer de labios carnosos, de pechos exuberantes y cola prominente, de la cual está enamorado Clemente, el personaje de Caloi en Diario Clarín: ¡es venezolana!!! Si señor, la típica mujer venezolana responde a esas características. De tez morena, cabello negro y lacio, no precisamente bulímicas ni anoréxicas, sino muy rellenas, que lucen sus pechos con mas que generosos escotes (en todo lugar y momento) con total naturalidad, y visten apretados atuendos que ponen de relieve sus curvas y contracurvas..
2) La viveza criolla no es patrimonio de los argentinos. Allí la practican permanentemente. Hay que estar muy atentos en el trato con la gente en la calle porque cuando menos te lo imaginás…te abrochan!! A nosotros nos engancharon ni bien llegamos a Caracas con el tema de gestionarnos el pago de la tasa de embarque, que había que pagarla en Bolívares Fuertes y casi la mayoría teníamos dólares. Nos cambió a 5 céntimos sobre el cambio oficial, que es de
3) El primer desayuno que tomamos en el hotel (que no estaba incluido en la tarifa) fue el denominado “desayuno continental” –tres tostadas, manteca y mermelada, mas café con leche, te, etc. Al momento de pagar lo cobran por separado. Le llaman desayuno continental a la colación y la bebida se cobra aparte. Cada uno pagó en pesos argentinos $ 25 por desayunar…Fue debut y despedida, a partir de ese día, hasta los alemanes desayunaban en sus habitaciones
4) Los taxis y los colectivos no están regulados. Quien quiere se compra un minibús, por ejemplo, y lo trabaja como colectivo. Arma su propio recorrido, lo detalla en la parte exterior de las ventanillas pintado desprolijamente en agua y tiza, y con un pibe de acompañante que oficia de cobrador, sale a levantar pasajeros que lo toman a mitad de cuadra y pagan rigurosamente su Bolívar Fuerte, al descender.
5) Nos costó trabajo acostumbrarnos a las comidas de allá. Comen muy poco pan o lo reemplazan por lo ellos llaman arepas, unas especies de tortitas hechas con harina de maíz blanco. Comen muchos fideos, tallarines o mostacholes, preparados de las formas más variadas, por ejemplo en ensaladas. La carne no la usan. Pescados preparados de distintas maneras. El vino ni lo conocen. Toman mucho te helado saborizado (Nestea) , que al final me terminó gustando. Cerveza Light y agua mineral. Pedir un “cortado” es pedir un “marrón”. El jugo de frutas licuado es muy rico, pedir “zumo natural”, frutas algunas poco frecuentes en Argentina, como el mango, papayas, piñas, etc. En la playa ofrecen empanadas, fritas y muy distintas al gusto argentino.
6) La última noche nos ofrecieron UN ASADO!!!. Se encargó de hacerlo un compañero de nuestro grupo, que se tomó el trabajo de ir a la carnicería para que lo cortaran “al’ uso nostro”. Salió muy rico. Primero vino el chorizo (choripan sin pan) con una arepa incomible, luego el asado con ensalada y para beber….jugo artificial de fruta. De vino ni hablar!!!
Finalmente, retornamos sanos y salvos a nuestra querida Argentina.
La noche del día que llegué a casa, la invité a Elvira, mi mujer a comer asado a una parrilla, como una idea original y en un acto de desagravio a nuestras más caras tradiciones gastronómicas.
De original no tuvo nada, porque nos encontramos con casi todo el coro morfando chinchulines y mollejas, asado de tira y matambre a la pizza todo regado con un fino totín de aquellos…